En íntima comunión

Una dimensión del amor más allá del cuerpo, la mente, el tiempo y el espacio. Respuestas sin preguntas, para una comprehensión del alma, no del intelecto.
Una danza cósmica, en donde concitan sabiduría ancestral de cielo y tierra, junto con memorias antropológicas remotas que se pierden en el principio de los tiempos.
Sentimiento de unidad y belleza, trascendencia de la ilusión perceptiva de separatividad, entre individuo, humanidad, inteligencias naturales del reino vegetal, animal y mineral..fusión sin paliativos.
Percepción acrecentada sensorial y dimensional, en sus múltiples espectros, fundiéndose en un abrazo placentero, comulgando con las raíces del no tiempo, sentir en primera persona, y en asiento de primera fila, la eternidad y la compasión del Padre/Madre universal para decirnos al oído con todo el amor del que se es posible comprender, que nos ama ante todo y a través de todo, que nos necesita para desarrollar su obra de crecimiento y experimentación, a través de sus propios instrumentos...nosotros.
Se trata de amar, todo lo que és y lo que somos, comenzando por nuestra propia aceptación, para sanar e integrar, para poder servir como canales puros, libres de condicionamientos que impidan nuestra total entrega.
Sin olvidar quienes somos, y recordando nuestro pacto, respetando el momento y lugar de cada quién, porque en ese particular momento de cada uno está representada una partícula de lo supremo, que toma forma en el concreto para su sanación y experimentación. Si a El/Ella, nada le es ajeno, ¿Por que tendría que serlo para nosotros?